Nos encontramos delante de jóvenes que están transitando su adolescencia creada y compartida a través de las redes sociales. Cada vez son mas los jóvenes que se crean una personalidad basada en una identidad “irreal”, construida mediante internet y las redes sociales.
Las redes sociales fortalecen su sociabilidad “falsa”. Las tecnologías no crean un efecto de soledad. Su principal función es comunicativa: hablar, mandar mensajes, chatear, bloguear, crear perfiles. Lo que permite es generar nuevas formas de sociabilidad juvenil mediante una interacción simultanea, en múltiples pantallas, en tiempo real, sin presencia física.
Lo que permite es comunicarse con más libertad, vivir nuevos roles, ensayar nuevas conductas, atrevirse mas, monitorear respuestas de las audiencias e incorporar aquello mas aceptado a la vida real, contar su vida para ser visible: ver y ser vistos, expandir la visibilidad y dar popularidad. Ser popular es pertenecer, marca de identidad.
Pero es todo “irreal”, fuera de lo social y del mundo social. Inmersos en este mundo tecnológico, es comprensible que la vida social de los adolescentes pase por las pantallas y no por el contacto y los encuentros físicos.
El riesgo mayor con Internet, como dijimos, es que los chicos y adolescentes no siempre son conscientes de lo que puede ocasionar un uso no responsable de la web. La confianza que tienen en ellos mismos es superior a la posibilidad de pensar en situaciones difíciles que puede generar la Red. Esto hace que las prevenciones y recaudos que los chicos toman respecto de Internet, sean menores.
Nos encontramos con jóvenes cada vez más perdidos en lo que rodeada a las relaciones sociales, al como relacionarse, al como crear amigos, como gustar, como ser atraído por el otro, como crear encuentros cara a cara que les permitan relacionarse y socializarse. Nos encontramos ante jóvenes que no saben como hacer, y es precisamente por eso, la responsabilidad los adultos de orientar y educar en relación a las relaciones sociales. La principal recomendación para los adultos es siempre el diálogo. Conversar con los chicos acerca del uso que hacen de Internet, estar al tanto de las páginas que visitan, saber con quiénes chatean y qué información suben a sus sitios, es la mejor manera de acompañar a los más jóvenes ante cualquier situación difícil que se les pueda presentar. Aunque en ocasiones los jóvenes se cierran aun más en sus mundos creados por ellos, siendo dificil de acceder a ellos. En ocasiones es importante acudir a un especialista que puede ayudar a entender a estos chicos las dificultades y peligros asociadas a las redes sociales, trabajar y aumentar la autoseguridad, autoconcepto y autoestima de los jóvenes. Escucharlos aquello que tienen a decir, no solo a través de una pantalla sino también en el encuentro cara a cara.
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